Entre los generales de la Guerra Peninsular Daniel Hoghton no es de los más conocidos, pero su muerte fue señalada con distinciones nunca antes concedidas a oficiales de su rango.
El mayor general Daniel Hoghton nació el 27 de agosto de 1770 en Hedingham Castle Essex, el segundo hijo de Henry Hoghton, representante de Preston en el Parlamento, sexto baronet y hermano menor de Sir Henry Philip [de] Hoghton, séptimo baronet del Hoghton Tower en Lancashire.
Inicios de su carrera militar
Daniel Hoghton se alistó en el ejército en 1793. Tras el inicio de la guerra contra la Francia revolucionaria se crearon nuevos regimientos y Daniel fue comisionado como capitán en el 82º Regimiento de Infantería, en la compañía de Sir. James Grant. Esta compañía sirvió más tarde de base a un nuevo regimiento, el 97º (Inverness-shire Highlanders). Daniel fue promovido a Mayor. En agosto de 1795 intercambió su plaza para el 67º (South Hampshire) y fue enviado a las Indias Occidentales y sirvió durante la Revolución Haitiana. El 3 de mayo de 1796 fue ascendido a teniente-coronel de ese regimiento.
Estas rápidas promociones fueron obtenidas por el procedimiento de compra, como era costumbre en la época. El 31 de enero de 1799 fue transferido como mayor para el 88º Connaught Rangers, regimiento con una temible reputación, que había ganado con justicia el sobrenomebre de “hijos del Diablo” (The Devils Own). En ese mismo año formó parte de un destacamento del 88º para la India. Llegó a Madras, actual Chennai, en agosto. Estaba desde hacía poco tiempo en la India cuando le designaron para formar parte del gabinete del Gobernador General Lord Wellesley. En ese destino conoció a su hermano menor, Arthur, más tarde Duque de Wellington.
Daniel Hoghton dejó la India en abril de 1804 con un correo militar, saliendo de Calcuta vía Bombay hasta el Golfo Pérsico. De ahí siguió a caballo por la llamada “Ruta de Bagdad”. Llegó a Constantinopla después de recorrer aproximadamente 1400 millas. Continuó el viaje en coche por Bucarest, Praga, Berlín y Hamburgo, donde embarcó para Harwich, arribando en agosto. Esta no era la ruta más rápida, pero sí la más interesante y presumiblemente el correo militar no era muy importante. .
El 22 de noviembre de aquel año fue nombrado teniente-coronel del recién formado 2º Batallón del 8º Regimiento de Línea del Rey (Liverpool), efectivamente, su regimiento local. El 1 de enero ascendió a Coronel del Regimiento con órdenes de partir a las Indias Occidentales. Pero debido a la incertidumbre provocada por los movimientos de los franceses la orden fue revocada y no se alejaron más allá de la costa sur de Irlanda.
Fue esta una etapa de mucha inseguridad. Más tarde, en aquel año, el 8º Regimiento formó parte de la expedición enviada al río Weser en el norte de Europa bajo el mando de Sir Arthur Wellesley. Regresaron a Dover en julio de 1806.
En agosto del año siguiente Daniel y el 8º Regimiento formaron parte de las fuerzas enviadas a Copenhague para prevenir que la flota danesa cayera en manos de los franceses. El éxito de esta expedición amargó las relaciones entre Dinamarca e Inglaterra durante una generación.
En diciembre el 8º Regimiento partió a La Martinica. Daniel Hoghton, como brigadier, estaba al frente de la 1ª Brigada, compuesta por los Regimientos 7º y 23º. Para nosotros este dato es muy significativo. El 7º (Royal Fusiliers) y el 23º (Royal Welch Fusiliers) formaban la Fusilier Brigade que tan decisivo papel jugó en la batalla de La Albuera, aunque no bajo el mando del general Hoghton.
En este momento, rondando los 40 años, Hoghton deseaba una vida más sosegada y escribió entre otros a Arthur Wellesley, solicitando el cargo de Gobernador de una de las islas de las Indias Occidentales.
Enviado a la Península Ibérica
Pero sus deseos no fueron satisfechos. Había necesidad de más fuerzas británicas en España y Portugal y recibió orden de volver a casa. En Londres permaneció en su residencia preferida, Loriats, en Bond Street, preparando su viaje a Cádiz.
Llegó en abril de 1810. Lo destinaron al estado mayor de las fuerzas británicas con el grado de brigadier. El 25 de julio fue ascendido a mayor general. En septiembre salió de Cádiz para unirse al ejército británico en Portugal. Allí fue nombrado comandante de brigada por los batallones de los Regimientos 29º (Worcester), 1/48º (Northamptonshire) y 57º (Middlesex), que formaban parte de la Segunda División.
En noviembre las tropas francesas iniciaron la retirada de las Líneas de Torres Vedras. En diciembre el veterano comandante de la Segunda División, Lord Hill, a quien los soldados llamaban cariñosamente Papá Hill, tuvo que retirarse a casa por culpa de unas fiebres. El mando quedó entonces en manos de William Car Beresford, mariscal del ejército portugués. Daniel presionó para que lo mudaran a la Cuarta División, bajo el mando de su amigo el general Lowry Cole, con la esperanza de que hubiese una brigada vacante. La solicitud no fue atendida y avanzó, por la izquierda del Tajo, con el resto del ejército de Beresford, que había recibido órdenes para socorrer a la guarnición española de Badajoz, sitiada por las tropas francesas.
Badajoz y La Albuera
Antes de que las fuerzas anglo-portuguesas llegaran a Badajoz la guarnición española capituló. Con fecha 31 de marzo Daniel escribía desde Elvas: "Hay quien afirme que el Gobernador recibió cien mil dólares por semejante villanía".
Las fuerzas de Beresford sitiaron Badajoz, pero casi nada les salió bien: las raciones almacenadas para ellos habían sido consumidas por los españoles; las barcas necesarias para la travesía del Guadiana no existían; la 4ª División, después de haber marchado tanto y por tan duros caminos estaba casi descalza, teniendo que esperar una semana por botas enviadas desde Lisboa. Por último, no había artillería adecuada para el cerco. El capitán Dixon, un artillero con iniciativa, retiró de Elvas cuantos cañones pudo, pero muchos tenían más de doscientos años.
El plan de sitio ordenado por Lord Wellington se basaba en la toma de los dos lugares más fuertes de la plaza. Si caían, el resto caería por sí solo. Pero resultaban muy difíciles de expugnar y el Gobernador francés, General Philippon, era bastante ingenioso.
El 8 de mayo de 1811 Beresford supo que los franceses, bajo el mando del Mariscal Soult, habían salido de Sevilla con la intención de socorrer Badajoz. Beresford levantó el sitio el día 15 y ordenó a las brigadas de Hoghton y Lumley, y a la división portuguesa de Hamilton, que se dirigieran a la aldea de La Albuera, escogida por Wellington como el punto más favorable para la defensa. La 4ª División de Cole quedó encargada de evacuar el material de asedio. A media noche dos brigadas de esta división marcharon hacia el sur. La Fusilier Brigade, ahora bajo el mando del teniente-coronel Sir William Meyers, y la brigada portuguesa de Harvey llegaron a La Albuera a las ocho de la mañana.
La batalla no se desarrolló como Beresford había previsto. El 16 de mayo Soult hizo una finta al centro, pero envió la mayor parte de sus fuerzas para envolver el flanco derecho de Beresford. Allí, tres divisiones españolas resistieron a los dos cuerpos franceses durante más de una hora, mientras la 2ª División del General Stewart maniobró en su apoyo, atacando el flanco izquierdo de la columna francesa a partir de la línea de marcha. El éxito inicial se transformó rápidamente en un desastre. La tormenta que amenazaba el día finalmente descargó. Casi al mismo tiempo la caballería polaca atacó el flanco desprotegido de la brigada. La única excepción fue el 31º Regimiento, que aún estaba en marcha y tuvo tiempo de formar en cuadro para resistir el ataque de la caballería.
La 2ª Brigada, bajo el mando del General Hoghton, maniobró a retaguardia de los españoles. "De hecho, a primera hora de la mañana, al oír el avance del enemigo, salió a toda prisa con una levita verde. Su criado, desde el caballo, le ofreció su uniforme rojo. Allí mismo, sin desmontar, cambió su vestimenta. Esta exhibición pública de los colores nacionales y de la firmeza británica se realizó bajo el fuego de la artillería francesa". (Peninsular Sketches, por Actors on the Scene).
La brigada quedó con las armas en descanso, mientras los españoles se replegaban, antes de avanzar y abrir fuego contra los franceses.
Fueron los primeros disparos en uno de los duelos de mosquetería más sangrientos de la historia. El General Hoghton quedó gravemente herido y su caballo muerto poco después del mediodía. Intentó montar otro caballo, pero cayó y tuvieron que llevarlo a retaguardia, donde falleció dos horas más tarde.
Se informa que Wellington comentó sobre la muerte de este oficial popular y capaz:
"Entiendo que era imposible que alguien se comportara mejor que él ... realmente se cayó agitando su sombrero y aplaudiendo a su brigada por el enjuiciamiento."
Mientras tanto la brigada de Meyer, con dos batallones del 7º y un batallón del 23º, lanzó el contraataque final.
Las bajas en ambos lados fueron terribles. Dos tercios de los efectivos de la brigada Hoghton murieron o resultaron heridos. Al final del combate Hoghton fue conducido fuera del campo de batalla por el oficial más antiguo de la brigada aún en condiciones, un capitán.
Sepultura en Elvas
El General Stewart y el Mariscal Beresford, por separado, escribieron al Gobernador de la plaza de Elvas, la fortaleza portuguesa que servía de base de operaciones a 40 km de distancia, solicitando que se le diera allí sepultura a Hoghton. El Gobernador accedió, pero siendo Hoghton protestante no podía ser enterrado en un cementerio católico. De manera que autorizó la utilización de uno de los baluartes que estaban por debajo del castillo. Allí descansan aún hoy sus restos mortales, en un lugar que pasó a llamarse el cementerio de los ingleses.
Muchas cartas se escribieron alabando a Hoghton y su coraje, incluyendo una de Wellington a Lord Wellesley. En el Parlamento, citando los informes de campaña, el Canciller del Tesoro dirigió un discurso al Príncipe Regente y el Parlamento aprobó que se construyera un monumento a su memoria mediante suscripción pública, por haber muerto tan gloriosamente en la batalla de La Albuera.
El monumento, obra de Chantry, se encuentra en el transepto norte de la catedral de San Pablo, en la parte superior del muro.
A Hoghton se le atribuyeron dos honores negados a generales mucho más conocidos.
A título póstumo se le concedió la Medalla de Oro del Ejército, con el nombre ALBUHERA grabado en su reverso, hoy expuesta en el Museo de Lancaster.
Para nosotros es importante saber que Hoghton Tower continúa en manos de la familia y que la memoria de Daniel allí se encuentra preservada.